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martes, 22 de marzo de 2011

Pequeño animal bestia.

En mi vida he tenido perros, gatos, ratones y conejos como mascotas. Algunos requerían amarrarles cuando se alteraban, pero ninguno de ellos como esa pequeña bestia que se jactaba de mucho y me venció en cuanto a poder someterla. Ni bien me daba cuenta, ya estaba suelta, atacando o echando veneno. Eso sin tomar en cuenta lo majadera y sucia que llegó a ser en algunas ocasiones; y lo peor, me esclavizó por mucho tiempo.
Pido perdón por las muchas veces que esta pequeña manipuladora molestó a mucha gente.
Ahora te tengo controlada porque, al fin, tengo dominio sobre ti. ¡Gracias Dios!, y nuevamente, perdón.
¡Lengua! ¡Shhht! ¡Quieta!
Ahora sé que de lo que está lleno el corazón habla la boca...

domingo, 20 de marzo de 2011

sábado, 19 de marzo de 2011

El destello de tu boca.

Cliente: Global Dental
DC/DA: Esteban Jiménez López
Foto: Shutterstock

La llanta "anti-agua".

Agencia: Rivas Herrera Y&R
Cliente: Erco
DC: Esteban Jiménez
DA: Luis Argoti / Esteban Jiménez

Marca desorientada.

Agencia: LDAF
Institucional
DC/DA: Esteban Jiménez
Fotografía: Mario Balseca

PIQUE y pase


Me lanzo a la ciudad en una de esas bonitas mañanas de Quito. ¡Buenazof! ...Están arreglando los parterres.
A los pocos minutos,  ¡Bacán! ...¡Esta calle ya necesitaba una re-pavimentada!
Freno en el semáforo y un policia metropolitano haciéndole cruzar la calle a una“cuchita”... ¡Qué bellof!
Llego al redondel y un patrullero se me pone a lado... ¡Pico y Placa, animal! Hasta ahí duró el chiste. 


De P a PAff

A principios de los ochentas, un famoso personaje quiteño acostumbraba incluir la palabra “pues” al final de ciertos diálogos:
“ Sí, pues.”
“¡Qué es, pues!”.
“Así ha de ser, pues”.
“¡Ven vos, pues!”
Un día, atragantándose unos “agachaditos”, comía con tanto afán que acabó mordiéndose la lengua. Desde esa vez ya no pudo vocalizar bien, pero lo de la palabra “pues” era inevitable, y abreviaba:
“ Sí, pp.”
“¡Qué es, pp!”.
“Así ha de ser, pp”.
“¡Ven vos, pp!”
Su mejor amigo era medio sordo y él le escuchaba las “p” como “f”. Desde entonces y hasta nuestros días:
“ Sí, ff.”
“¡Qué es, ff!”.
“Así ha de ser, ff”.
“¡Ven vos, ff!”