En mi vida he tenido perros, gatos, ratones y conejos como mascotas. Algunos requerían amarrarles cuando se alteraban, pero ninguno de ellos como esa pequeña bestia que se jactaba de mucho y me venció en cuanto a poder someterla. Ni bien me daba cuenta, ya estaba suelta, atacando o echando veneno. Eso sin tomar en cuenta lo majadera y sucia que llegó a ser en algunas ocasiones; y lo peor, me esclavizó por mucho tiempo.
Pido perdón por las muchas veces que esta pequeña manipuladora molestó a mucha gente.
Ahora te tengo controlada porque, al fin, tengo dominio sobre ti. ¡Gracias Dios!, y nuevamente, perdón.
¡Lengua! ¡Shhht! ¡Quieta!
Ahora sé que de lo que está lleno el corazón habla la boca...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario